Un verdadero liderazgo mundial

A fin de asumir un papel de liderazgo mundial en política exterior, la Unión debe reforzar su capacidad para hablar con una sola voz. Para los asuntos exteriores, esto significará decidir por mayoría y ya no por unanimidad.

Creemos que Europa debe defender activamente los derechos humanos, la democracia y los principios fundamentales de la Unión en todas sus políticas que tienen una dimensión exterior, incluidos el desarrollo, la migración, la seguridad, la lucha contra el terrorismo, la ampliación y el comercio.

Europa debe seguir reforzando su seguridad y avanzando hacia una auténtica Unión de Defensa. También debemos dar prioridad a la seguridad energética en Europa y evitar que la energía se utilice como herramienta política.

La asociación transatlántica, un antiguo pilar de la paz posterior a la Segunda Guerra Mundial basado en valores e intereses comunes compartidos, se enfrenta a un número importante de retos y perturbaciones a corto plazo, pero los fundamentos a largo plazo siguen siendo sólidos y la cooperación entre la Unión y los Estados Unidos, como socios afines, sigue siendo fundamental: un sistema multilateral de comercio libre y justo.

Queremos que la Unión mantenga su compromiso de erradicar la pobreza extrema de aquí a 2030 y que siga siendo el principal proveedor mundial de ayuda al desarrollo. La Unión debería priorizar la ayuda a los países con un historial de buena gobernanza, que respeten los principios democráticos y los derechos humanos.

Comercio mundial e inversiones

Aspiramos a construir un sistema de comercio mundial lo más abierto y justo posible, un sistema que permita a Europa entablar vínculos políticos y crear nuevos puestos de trabajo en las industrias europeas de exportación. La Unión debe seguir forjando acuerdos comerciales libres y justos que salvaguarden sus estrictas normas en ámbitos como los consumidores, el medio ambiente, la protección social y de datos (como los de Canadá o Japón), y que sean forma de abrir los mercados, estimular el crecimiento, aliviar la pobreza y crear oportunidades para los europeos.

Proteger nuestra vecindad

La Unión debe seguir entablando asociaciones personalizadas en la vecindad europea basadas en el principio de «más por más», y reforzar los procesos democráticos y el Estado de Derecho. También debemos ayudar a estabilizar estas regiones y acercarlas a Europa, al tiempo que resistimos los continuos intentos de Rusia de desequilibrar a nuestros vecinos y restablecer su influencia sobre los antiguos países soviéticos.

La ampliación ha sido uno de los éxitos de la Unión. Deberíamos continuar evaluando a cada país candidato en función de sus propios méritos, prestando atención asimismo al pleno cumplimiento de los criterios de Copenhague y a la capacidad de integración de la Unión, que ha de ser reforzada. La Unión también debe reformar sus procesos internos de toma de decisiones para hacer frente a los retos de una Unión más amplia y a los nuevos retos geopolíticos.

En conclusión, apoyamos los compromisos de Salónica, especialmente en Europa Sudoriental, donde queremos crear las condiciones previas adecuadas para la ampliación. Con la ejecución de estas políticas, la Unión puede convertirse en una verdadera líder mundial en cuestiones de política exterior.

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