Documento de posición del Grupo PPE - Un Pacto para los agricultores europeos: la visión del PPE sobre la agricultura en Europa

10.10.2023

Documento de posición del Grupo PPE - Un Pacto para los agricultores europeos: la visión del PPE sobre la agricultura en Europa

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El PPE es el partido de los agricultores y agricultoras europeos y las comunidades rurales. Estamos con vosotros y defendemos vuestros intereses. Los agricultores llenáis nuestras mesas de alimentos nutritivos de gran calidad. Veláis por que vuestros productos cumplan los estándares más altos del mercado. Veláis por la naturaleza y por comunidades dinámicas en las zonas rurales, convirtiéndolas en lugares de trabajo y de residencia atractivas. Se trata de bienes públicos que nos benefician a todos y todas. Los productos que producís con maestría, con conocimientos técnicos únicos perfeccionados durante siglos, representan mucho más que simplemente comida. Son una parte fundamental de nuestro patrimonio cultural común, arraigados en el corazón de nuestra identidad europea; su excelencia despierta la admiración de todo el mundo. Aun en las circunstancias más difíciles, habéis conseguido que no nos falte de comer, ni en la Unión ni fuera de ella. No solo habéis hecho un esfuerzo enorme por producir de manera sostenible, sino que además os habéis comprometido a seguir mejorando en el futuro. Habéis aceptado el reto de producir durante la pandemia, y lo estáis haciendo de nuevo en el peliagudo escenario provocado por la invasión rusa de Ucrania. Por todo ello, os damos las gracias. Escuchamos vuestras preocupaciones porque estamos comprometidos a mantener un sector agrícola nacional fuerte y resiliente. Condenamos a quienes, por motivos ideológicos, os acusan de destruir el medio ambiente. Esto hace que muchos agricultores y agricultoras jóvenes abandonen la profesión y supone una amenaza para nuestra seguridad alimentaria. No podemos permitirnos depender de los demás para abastecernos de productos esenciales, y menos de comida. Para el PPE, la agricultura es un sector de importancia estratégica. Nos comprometemos a trabajar codo con codo con vosotros para garantizar un modelo agrícola europeo que os ofrezca las condiciones de vida que os merecéis, trabajando simultáneamente para mejorar el medio ambiente, la biodiversidad, el cambio climático y el bienestar animal, y teniendo siempre en cuenta el valor de los enfoques regionales y locales. Todo el mundo sale ganando de un sector agrícola sostenible desde el punto de vista económico, medioambiental y social. No perderemos de vista ninguno de los tres enfoques.

Sin agricultores, nos quedamos sin alimentos: garantizar las perspectivas económicas y sociales de los agricultores de la Unión Europea

Actualmente existen alrededor de 9 millones de explotaciones agrícolas en la Unión, con una mano de obra de unos 17 millones de personas. En términos más generales, el sector de abastecimiento de alimentos, en el que la agricultura ocupa un lugar central, representa alrededor del 8 % del empleo total de la Unión. Sin embargo, los salarios medios de los agricultores están considerablemente por debajo de los salarios promedio en la mayoría de los Estados miembros. Además, desde 2005, la Unión ha perdido alrededor de un tercio de sus explotaciones agrícolas, y la proporción de personas empleadas en la agricultura ha disminuido del 6,4 % del empleo total de la Unión en 2005 al 4,2 % en 2020. Nuestro grupo está comprometido a frenar este declive.

El PPE aboga por un modelo agrícola europeo competitivo basado en las familias y en los agricultores profesionales, que a su vez constituyen los cimientos de unas comunidades rurales dinámicas en toda la Unión. Reconocemos asimismo la importancia de fomentar una amplia variedad de actividades económicas en nuestras zonas rurales que contribuyan a la resiliencia de sus economías. También reconocemos que las comunidades rurales necesitan los mismos servicios que los centros urbanos, como el acceso a la sanidad, a conexiones de transporte y a cuidados. Prestamos especial atención a las necesidades de los agricultores en áreas que se enfrentan a limitaciones naturales, como las regiones montañosas, insulares o remotas, las regiones ultraperiféricas y las zonas despobladas, ya que a menudo la agricultura es el motor principal de su desarrollo económico. También prestamos especial atención a las necesidades de los agricultores de las regiones densamente pobladas con un alto grado de urbanización, en las que la naturaleza, la economía, la vivienda y las actividades agrícolas están muy interrelacionadas. Creemos que en la Unión pueden coexistir diferentes modelos de agricultura y defendemos la libertad de elección. Existe una gran diversidad de modelos agrícolas y principios agroecológicos que pueden aplicarse, y debe ser posible elegir en función del mercado, la orientación empresarial, los retos agronómicos, las tradiciones agrícolas, la rentabilidad y los costes.

Hemos defendido sistemáticamente una política agrícola común (PAC) fuerte y bien financiada, e insistiremos en dedicarle un mayor presupuesto habida cuenta de los retos a los que se enfrenta. Estamos supervisando muy de cerca la aplicación de la PAC 2023‑2027 para garantizar que los planes estratégicos nacionales cumplan los objetivos que hemos fijado. Estamos dispuestos a exigir responsabilidades a la Comisión Europea y a los Estados miembros si vemos que el nuevo sistema genera más complejidad y burocracia. También si hay menos equidad en la distribución de la ayuda y si el nuevo régimen de condicionalidad y otras medidas medioambientales ponen en peligro la capacidad de los agricultores para garantizar la seguridad alimentaria. Velaremos por que se salvaguarden las prerrogativas constitucionales de las regiones de la Unión en materia de política agrícola y por que los agricultores reciban el mismo trato en todos los Estados miembros. Creemos que la distribución de las ayudas de la PAC debe ser equitativa entre los Estados miembros y dentro de ellos. Las elecciones de 2024 marcarán quién decidirá sobre la futura PAC para el período posterior a 2027. Nos comprometemos a hacer las mejoras que necesitéis, sentando unas bases económicas sólidas que permitan una transición hacia unas prácticas agrícolas más sostenibles, que apoyen el relevo generacional y que os protejan mejor en un mercado mundial altamente volátil. Creemos que los agricultores deberían poder corregir los errores cometidos de buena fe antes de enfrentarse a sanciones económicas, e insistiremos en que se respete este derecho que os garantizamos en la PAC.

Insistimos en que se redoblen los esfuerzos para combatir la alarmante falta de relevo generacional en la agricultura, especialmente haciendo que las zonas rurales sean más atractivas para las generaciones más jóvenes. Sin jóvenes dispuestos a dedicarse a la agricultura, el sector primario desaparecerá y la vida económica en las zonas rurales se hundirá. Solo el 11,9 % de los gestores de explotaciones agrícolas de la Unión tenían menos de cuarenta años en 2020. Esto no es sostenible a largo plazo. Apoyaremos todas las medidas que permitan a los jóvenes proteger el futuro del sector abordando los retos del acceso a la tierra y a la financiación, promoviendo servicios de asesoramiento, educación y formación, garantizando la coherencia entre las medidas locales, nacionales y de la Unión para jóvenes agricultores, e impulsando estrategias de continuidad de las explotaciones agrícolas. Apoyamos que se haga mayor hincapié en la formación de aprendices en el sector agrícola, en la inversión en programas de formación de tercer nivel y en la facilitación de una transición estructurada de los jóvenes hacia la agricultura. Creemos que el presupuesto de la PAC debe incrementarse para jóvenes agricultores innovadores. Apoyamos las medidas regionales para convertir las regiones rurales en lugares de residencia más atractivos para jóvenes y mayores. Celebramos que el porcentaje de agricultoras haya aumentado, alcanzando el 31,6 % en 2020, pero debemos seguir usando la PAC y otras herramientas para que siga subiendo. Reconocemos el papel fundamental de las agricultoras en la economía rural. Apoyamos medidas para hacer de la agricultura una carrera más atractiva para las mujeres, desarrollando iniciativas empresariales adecuadas para animar a las jóvenes. Insistimos en que los Estados miembros garanticen los derechos sociales de todos los agricultores y trabajadores del sector. Ha de prestarse mayor atención al bienestar mental de los agricultores en el contexto de los complejos retos a los que se enfrentan, como la incertidumbre financiera, los riesgos laborales y la insuficiente valoración de su contribución a la sociedad. 

Entendemos que una política agrícola basada en el mercado puede hacer que los agricultores estén expuestos a los efectos de la volatilidad extrema de los precios. La rápida afluencia de cereales a la Unión como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania ilustra la rapidez con que los mercados pueden desestabilizarse, especialmente en los países limítrofes con Ucrania, y pedimos medidas decisivas para restaurar la estabilidad del mercado y compensar a los agricultores afectados. Nos comprometemos a hacer más para protegerles de las desastrosas consecuencias de la volatilidad de los precios y mejorar aún más los instrumentos de estabilidad de precios en la PAC futura. Luchamos arduamente para perfeccionar los instrumentos de la PAC y aumentar los recursos financieros para hacer frente a las crisis, ofreciendo mayores posibilidades de gestión de riesgos, reforzando el papel de las organizaciones de productores y mejorando la estructura de la cadena alimentaria. La adopción de la primera Directiva de la historia para erradicar las prácticas comerciales desleales en la cadena de suministro alimentario fue un éxito del PPE, y nos aseguraremos de que la Directiva alcance los objetivos que se propone. Los agricultores no están recibiendo un precio justo por sus productos; no podemos tolerarlo. Pedimos que se lleve a cabo una investigación en toda regla. Os merecéis unos ingresos justos, y seguiremos luchando por conseguirlo. Defendemos unas condiciones de competencia equitativas para todos los agricultores de la Unión en el mercado único. Nos oponemos a todo intento de las grandes empresas no agrícolas de establecerse tan solo para aprovecharse económicamente de la PAC. Este dinero pertenece a los agricultores en activo: ¡es vuestro!

Los bosques y toda la cadena de valor forestal desempeñan un papel crucial en las zonas rurales. Los bosques proporcionan empleo, garantizan el bienestar económico, almacenan carbono, ofrecen beneficios para la salud y previenen la desertificación. El PPE considera que los Estados miembros son quienes mejor saben cómo gestionar los bosques de manera sostenible; por lo tanto, respetamos la competencia de los Estados miembros en materia de legislación forestal. Apoyamos firmemente a los agricultores y silvicultores de la Unión, que ocupan un lugar central en la economía circular, generando la tan necesaria energía renovable y otros materiales de origen biológico, subrayando que el uso de más madera en la construcción puede convertir los edificios en sumideros de carbono. El turismo rural, que apoyamos activamente (incluido el concepto de destinos rurales inteligentes), ofrece nuevas oportunidades para diversificar los ingresos agrícolas y fortalecer las zonas rurales.

Defendemos la agricultura agropecuaria tradicional y otros sistemas de ganadería al aire libre, reconociendo su papel en la conservación de la biodiversidad y en el mantenimiento de la actividad agrícola en toda Europa. Esta es la razón por la que insistimos en la urgente necesidad de garantizar que la agricultura y el turismo sigan siendo posibles en estas zonas a la luz de los retos que plantea el creciente número de grandes carnívoros. El problema de los grandes carnívoros debe resolverse sin demora. Ha llegado el momento de adoptar un enfoque equilibrado de la gestión de la vida silvestre que permita flexibilidad a nivel regional. Reconsiderar el estatuto de protección de los lobos y los osos debe dejar de ser tabú. En un sentido más amplio, debemos tomar medidas para cerrar la brecha entre las zonas urbanas y rurales fomentando una mejor comprensión mutua de los retos a los que se enfrentan quienes viven en el campo y quienes viven en la ciudad. El fomento de la agricultura urbana y de los mercados de agricultores puede servir de catalizador eficaz para esta integración. Debemos invertir en medidas que incluyan estrategias de comunicación para que, desde una edad temprana, los consumidores comprendan y aprecien los esfuerzos realizados por los agricultores para ofrecernos alimentos suficientes y de alta calidad. Damos la bienvenida con satisfacción el anuncio de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de que debe entablarse un diálogo estratégico con los agricultores, y nos aseguraremos de que se escuche su voz.

El PPE apoya una política comercial abierta y basada en normas. Sin embargo, queremos dejar claro que los productos importados deben cumplir con estándares medioambientales, sanitarios, fitosanitarios, de bienestar animal y sociales equivalentes a los esperados de nuestros propios productores. Apoyaremos todos los esfuerzos para obtener el reconocimiento internacional de nuestros estándaresy garantizar la reciprocidad, de modo que se trate a los agricultores de manera justa. No tiene sentido reducir nuestra productividad y trasladar la producción a terceros países, con las consecuencias para el medio ambiente que ello conlleva, , como las emisionesde carbono y la escasez de agua. Además, tenemos que proteger nuestra producción frente a la imposición de aranceles en represalia por litigios comerciales originarios de otros sectores. Los acuerdos comerciales de la Unión deben incluir disposiciones para proteger los productos sensibles. Las cláusulas de salvaguardia deben activarse cuando el aumento de los volúmenes comerciales amenace la estabilidad de nuestro mercado. Nuestras excelentes indicaciones geográficas deben protegerse en todos los acuerdos comerciales.

Innovación e inversión —y no ideología— como motor de una agricultura más ecológica en la Unión Europea

La inversión y el acceso a tecnologías de vanguardia son esenciales para mantener la competitividad de la agricultura europea en el mercado mundial, para garantizar el cumplimiento deestándares más elevados y para ofrecer unos métodos de producción sostenibles en consonancia con las expectativas de la sociedad. Tanto si se trata de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como de mejorar el bienestar de los animales o de utilizar menos insumos, creemos que la investigación y la innovación darán mejores resultados que la mera imposición de objetivos fijados desde arriba. Pedimos que se preste una atención renovada a la investigación y la innovación agrícolas en todos los Estados miembros, en función de las prioridades de la Unión y teniendo en cuenta las dimensiones regionales. Debemos disminuir el impacto medioambiental sin reducir necesariamente nuestra producción agrícola con la incorporación de tecnologías punteras. Adoptar una agricultura de precisión y unas innovaciones respetuosas con el medio ambiente no solo impulsará la productividad, sino también minimizará la huella ambiental. Pedimos procedimientos mucho mejores y más rápidos para aprobar nuevas técnicas alternativas. Necesitamos más inversiones en tecnología e infraestructuras, en sistemas de gestión de la energía y en un acceso a internet fiable y rápido en las zonas rurales. Debemos mejorar la interoperabilidad, las capacidades digitales y los centros de innovación digital, y desarrollar nuevos modelos empresariales y de gobernanza. Lucharemos por aumentar el presupuesto del programa de investigación Horizonte Europa dedicado a la agricultura, la alimentación y la bioeconomía, y subrayaremos la necesidad de mejorar el acceso al mercado de los innovadores más pequeños y nuevos. Tenemos que incrementar nuestros esfuerzos para garantizar que los conocimientos técnicos se transfieran rápidamente a las explotaciones agrícolas a través de un sistema mejorado de asesoramiento a las explotaciones. Continuaremos promoviendo con firmeza el uso de la inteligencia artificial, los macrodatos, la digitalización y la utilización de la tecnología espacial europea para optimizar la gestión de la tierra. Seguiremos desarrollando iniciativas prometedoras como la estrategia de pueblo inteligente.

Creemos que la toma de decisiones con base científica, que permite el uso de nuevas tecnologías, ofrece vías mucho mejores hacia un sector agrícola más sostenible que los enfoques puramente «ideológicos». Autorizar nuevas técnicas de cultivo en la Unión, por ejemplo, no solo permitirá a los agricultores cultivar especies que requieran menos insumos, como agua, fertilizantes y plaguicidas, sino también impulsará la inversión en desarrollo, investigación e innovación y la creación de empleo. Insistiremos, no obstante, en que las técnicas de cultivo nuevas sean compatibles con la legislación vigente en materia de protección de las obtenciones vegetales y el Derecho de patentes. Observamos un gran potencial para que los agricultores diversifiquen sus ingresos y reduzcan su huella ambiental mediante el despliegue de iniciativas de captura de carbono —voluntarias y basadas en el mercado— en suelos agrícolas. Nos comprometemos a garantizar que dichos sistemas  se establezcan con la menor burocracia posible. Debemos aumentar nuestra producción europea de proteínas, tanto para alimentos como para piensos. Creemos en la innovación y en la infraestructura necesaria para una mayor circularidad, como el uso de flujos residuales y estiércol para producir energía renovable en las explotaciones o como sustituto de costosos fertilizantes químicos. Esto es mejor para el suelo y reduce las emisiones de CO2 asociadas a la producción de fertilizantes.

Consideramos que la PAC es el principal motor para lograr una agricultura más innovadora, competitiva y sostenible en Europa. Hemos demostrado que estamos listos, si es necesario,  a rechazar las propuestas legislativas mal planteadas que intenten sustituir a la PAC, desviando sus fondos e imponiendo nuevas cargas a los agricultores sin ofrecerles alternativas viables ni compensación. Las propuestas sobre restauración de la naturaleza, plaguicidas y emisiones industriales son ejemplos claros. Sin duda, no podemos descuidar nuestra producción de alimentos. Es más, necesitamos intensificarla, de manera sostenible, para garantizar la seguridad alimentaria dentro y fuera de la Unión, especialmente en un momento en que Rusia constituye una amenaza para las exportaciones de cereales al continente africano y a otras regiones vulnerables. Rechazamos las propuestas que ponen en peligro los derechos de propiedad de los agricultores y que carecen de evaluaciones de impacto exhaustivas, especialmente en relación con la viabilidad de las explotaciones y el relevo generacional. Ser más sostenibles tiene un precio, y por supuesto no es justo que tengáis que afrontarlo solos.

El PPE defiende a los agricultores y los enormes esfuerzos que ya han realizado para gestionar mejor sus recursos hídricos. Debemos apoyarlos para que puedan usar el agua de manera más sostenible. Consideramos que las nuevas inversiones en infraestructuras hídricas y tecnologías de adaptación al cambio climático son esenciales para el futuro del sector agrícola en los Estados miembros más vulnerables a las consecuencias de la escasez de agua y la sequía.

Entendemos que os enfrentáis al inmenso reto de producir más y mejor en un mercado globalizado muy competitivo. Sabemos que estáis intentando reducir vuestra huella ambiental, pero que también estáis sufriendo directamente las consecuencias del cambio climático. No podemos esperar que como agricultores hagáis más con menos apoyo. Sabemos que el mercado a menudo no recompensa a quienes asumen mayores costes de producción por implantar unas prácticas más sostenibles. Por último, nos gustaría llegar a un consenso nuevo con la sociedad. Queremos que los consumidores se comprometan con una alimentación más sostenible y que lo demuestren a través de los productos que escogen en las tiendas locales.

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